humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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miércoles, 24 de diciembre de 2014

La Pineal o Epífisis (séptima rosa) - en you tube -


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La Pineal o Epífisis (séptima rosa)


Junto a su calidad superior, hemos de añadir que esta glándula tiene forma de cono (de piña) y es de color rojizo, es ligeramente más grande que un grano de trigo y pesa unos dos gramos. Está como escondida y atada a la base del cerebro, la cual es una cavidad que se encuentra arriba y por detrás de la pituitaria.
Compuesta en parte por células nerviosas con pigmento semejante al que se encuentra en las células de la retina – formada ésta por una expansión del nervio óptico – ello ha inducido a formular la suposición de que en algún momento habría ejercido tal vez la función de tercer ojo. Su parte inferior se dirige hacia atrás, y su tamaño es mayor en el niño que en el adulto, y en la mujer mayor que en el hombre. Su función real es absolutamente desconocida en los medios científicos, si bien en ellos suele afirmarse que gobierna de forma directa los órganos generadores y el cerebro. Su evolución estructural comienza a los siete años.

La pinealina, su secreción, produce un efecto restrictivo sobre todas las demás glándulas endógenas, funcionando como una especie de vigilante especial sobre el resto de ellas.

Se ha descubierto que regula el color de la piel al variar el grado de reacción de los rayos de luz, es decir, sobre el pigmento, cuando en realidad se trata de la luz interna reflejando la luz exterior. Esta glándula produce el desarrollo normal de las células de los órganos de reproducción, indicando, el hecho de haber sobrecrecido en su uso original, la sobreabundante provisión de sangre. Por tanto, promueve una pubertad normal evitando el prematuro desarrollo del sexo en los niños; y mediante el desarrollo normal tanto del cerebro como de los órganos de reproducción, favorece la fuerza creadora; da vigor asimismo a los músculos, varía y controla el grado de reacción del cuerpo a los rayos solares, y, obviamente, ejerce influencia sobre la pigmentación de la piel.

Se trata de una glándula de naturaleza esencialmente masculina. El pintor renacentista Rafael constituyó un claro exponente del ideal tipo pineal. Su figura era tan hermosa como la de un ángel. Su disposición era suave, amable y gentil, sus modales encantadores, disponiendo de un carácter generoso además de noble. Por medio de su obra “Transfiguración”, es puesta de manifiesto su sabiduría, donde queda revelada su conexión con los Reinos Superiores. Pintó este cuadro cuando ya se hallaba moribundo.


La pineal está regida por Neptuno, el planeta de la divinidad. La espiritualidad proporcionada por Neptuno elevará al hombre desde su estado humano hasta el divino. Sabiduría en sus expresiones, contacto con los Señores de la Individualidad (Virtudes) espiritualidad, inspiración, clarividencia, profecía, devoción, habilidad para conectar con la música de las esferas, ideación y voluntad, etc., pueden considerarse como expresiones típicas de Neptuno, pues él es el verdadero iniciador. Cuando su nota-clave es despertada, sentida por el individuo al alcanzar el Mundo del Espíritu Divino, su indescriptible hermosura y poder provoca una verdadera avalancha de sabiduría acerca de Dios y su propósito, por lo que el individuo verá su divino poder en acción y reconociéndose a sí mismo tal cual es. Por ende, será capaz de contactar con otros sistemas solares, saber acerca de otros dioses del mismo modo que de los mundos y seres creados por ellos. El Mundo del Espíritu Divino es el reino de la voluntad pura, aquél en el que la energía de Dios se expresa en cuanto que poder capaz de mantener la creación en acción. La luz neptuniana es de un azul transparente, motivo por el que cuando la glándula pineal sale de su letargo, comienza a vibrar con un deslumbrante color azul.


Dado que el despertar de las notas-clave de las glándulas endógenas se encuentra estrechamente vinculado con el hecho de la Iniciación, es por ello que se convierten en uno de los valiosísimos auxilios del espíritu en su correspondiente preparación a tal fin. Y si el trabajo de mayor importancia tocante a aquélla tiene lugar en el cuerpo vital, hemos de decir que las glándulas endógenas tienen una intensa relación con dicho cuerpo de vitalidad.



Frente al devenir del hombre, las glándulas endógenas están llamadas a jugar un papel de primera magnitud, puesto que su desarrollo acelerará enormemente la evolución humana, de manera que, cuanto más importantes sean sus efectos físicos, más importantes serán también en los aspectos mental y espiritual.


Antonio Justel 

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