humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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miércoles, 24 de abril de 2013

LAS LUCHAS DEL ALMA ASPIRANTE



CARTA Nº 69
Agosto de 1916


LAS LUCHAS DEL ALMA ASPIRANTE

Llegan algunas veces a este Cuartel General cartas de descorazonamiento procedentes de individuos que se
ven afligidos por su conciencia, a causa de no sentirse capaces de vivir conforme a sus altos ideales y se
figuran que seria más decente abandonar la doctrina y vivir como los que no han hecho profesión de fe
alguna. Afirman que mientras leen, estudian o escuchan en el templo pasajes que les exhortan a amar a sus
enemigos, a bendecirles por sus maldiciones de sí mismos, están de acuerdo, en alma y corazón, con estos
sentimientos y dispuestos a seguir y cumplir alegremente estos preceptos; pero al hallarse frente a tales
condiciones en el mundo no pueden amoldarse al mandamiento bíblico y se consideran, por consiguiente,
como hipócritas.
Si el hombre fuera un todo homogéneo, si el espíritu, el alma y el cuerpo fuesen uno e indivisible, cierto que
tales individuos serian hipócritas. Pero el espíritu, el alma y el cuerpo no forman un todo única y esto lo
descubrimos el mismo primer día en que pretendemos pisar el camino de la vida superior. En este hecho
radica la solución del problema. Existen en cada uno de nosotros dos naturalezas distintas. En los días de
nuestra existencia sin aspiraciones la naturaleza espiritual superior permanece dormida y él yo personal
mundano es señor indiscutido de nuestras acciones. La paz y la serenidad están entonces con nosotros. Pero
así que despierta la naturaleza espiritual comienza la guerra. A medida que ganamos en espiritualidad, la
batalla se intensifica hasta que con el tiempo la personalidad sucumbe y entonces se obtiene una paz que
sobrepasa todo lo imaginable.
Pero entre tanto sufrimos la condición de que se quejan algunos estudiantes (igual que Pablo, Fausto y todas
las demás almas aspirantes) de ser fácil querer, pero que no se hace el bien que quisiéramos y hacemos el
mal que no debiéramos hacer EI que esto escribe ha experimentado, y la siente más agudamente cada día de
su vida, esta discrepancia entre sus enseñanzas y sus propias acciones. Una parte de su ser aspira, con un
ardor casi doloroso en su intensidad, a todas las cosas más nobles y más elevadas, al par que, de otra parte,
una fuerte personalidad, excesivamente difícil de domeñar, le es un manantial de constante pesar. Pero cree
que no pretendiendo pasar por "santo", admitiendo con toda honestidad sus defectos y sufriendo un sincero
dolor por ellos, y usando en todas sus exhortaciones la palabras "nosotros", no defrauda a nadie y no es un
hipócrita. Todo cuanto yo digo me lo aplico a mí mismo primeramente y de modo particular, y, aun sin
éxito, me esfuerzo en seguir las enseñanzas Rosacruces. Creemos, pues, que esta aclaración satisfará a cada
uno de nuestros estudiantes que se sienta turbado a semejanza de los amigos que han inspirado esta carta.
Además, ¿qué otra cosa podemos hacer sino seguir adelante? Una vez que hemos despertado a la naturaleza
superior, no se la puede silenciar permanentemente a riesgo de sufrir el dolor del remordimiento si el
esfuerzo es abandonado. Más de una vez hemos observado y llamado la atención sobre la manera de cómo
un marino conduce su navío a través de la inmensidad del mar guiándose por una estrella. Nunca llegará a
alcanzarla, pero, no obstante, le conduce con seguridad y a través de los bajos rocosos hasta el puerto
deseado. Parecidamente, si es cierto que nuestros ideales son tan elevados que nos parece imposible
alcanzarlos en esta vida, recordemos que disponemos de tiempo sin limite alguno y que lo que no podamos
realizar en este día de la vida lo lograremos mañana o pasado. Sigamos el ejemplo de Pablo y, por una
paciente persistencia en hacer el bien, continuemos persiguiendo la gloria espiritual, el honor y la
inmortalidad.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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sábado, 20 de abril de 2013

LA LABOR DE LOS ESPÍRITUS DE RAZA



CARTA Nº 68
Julio de 1916


LA LABOR DE LOS ESPÍRITUS
DE RAZA

Dentro de pocos días celebraremos en América La Fiesta de la Independencia, el glorioso 4 de julio y con el
único fin de mostrar nuestro "patriotismo" malgastaremos en salvas una cantidad respetable de pólvora
susceptible de ser mucho mejor utilizada. Si hemos de juzgar por el precedente sentado, un número
considerable de accidentes e incendios ocurrirá
No podemos comprender a qué propósito se obedece, considerando el desalentador espectáculo de la guerra
que desde hace dos años ha hecho de las lágrimas un sainete, pues ningún símbolo de condolencia parece
adecuado para esta ocasión. Consideremos que, de no haber existido el "patriotismo” la guerra no hubiera
podido existir; y analizando su funesta influencia digamos con Tomás Paine: "EI mundo es mi patria y hacer
bien es mi religión." Este es, según mi parecer, el evangelio que deberíamos predicar a nuestros semejantes
en cualquier país que habitemos, puesto que esta actitud de nuestra mente será uno de los factores que nos
emancipará del Espíritu de Raza, que fomenta el sentimiento del "patriotismo", a fin de mantener su poder
sobre un país particular por el más largo tiempo posible. Hasta cierto punto el Espíritu racial se alimenta de
la guerra, pues hace desaparecer en su propio país las diferencias internas del momento y hace agrupar a
todos sus individuos, muy cerca unos de otros, para la defensa o para la agresión contra el enemigo común.
De este modo vibran en armonía hasta cierto punto fuera de lo corriente, fortaleciendo de este modo al
Espíritu racial y aplazando el advenimiento de Cristo en tal medida. Mientras el patriotismo enlace
férreamente a las naciones con sus Espíritus raciales, el Reinado Universal será un mito.
Por consiguiente, yo suplico a los estudiantes de la Fraternidad Rosacruz que se abstengan de participar en
cualquiera manifestación patriótica que tenga un carácter marcial o guerrero. Debemos practicar la
Fraternidad Universal absteniéndonos de mencionar 0 reconocer diferencias de nacionalidad, ya que todos
somos unos en Cristo.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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lunes, 15 de abril de 2013

LOS REALES HÉROES DEL MUNDO



CARTA Nº 67
Junio de 1916



LOS REALES HÉROES DEL MUNDO

Aunque esta carta va fechada en primero de este mes, fue escrita un poco antes, es decir, la víspera del
"Decoration Day", el 30 de mayo, día en que todos los americanos patriotas decoran las tumbas de los
soldados muertos por la integridad de la Unión, honorificándoles de esta manera.
Reflexionando sobre este asunto se me ocurrió que parece necesitarse siempre una calamidad o una
catástrofe para que el hombre se olvide de sí mismo y se levante al llamamiento de una causa o ante la
necesidad de la ocasión sin fijarse o sin temer las consecuencias. El hombre responde siempre en guerras,
terremotos, incendios o naufragios.
¿ Pero por qué debe requerir tales cataclismos para despertar en si la virtud del sacrificio y desprendimiento,
cuando esta abnegación es necesaria todos los días y a todas las horas, en todos los hogares, aldeas y
ciudades? ¡Cuánto mejor estaríamos en el mundo si practicásemos nuestros actos de caridad y de largueza
diariamente en vez de aguardar a circunstancias excepcionales! Puede ser que sea noble el morir por una
causa grande, pero es seguramente más noble vivir una existencia de desprendimiento durante luengos años,
consolando a los demás, y ayudándoles a ser mejores y más nobles, que morir esforzándose en matar a un
semejante.
Son muchos los padres que luchan años y años para ofrecer a sus hijos lo que ellos llaman "un medio de
ganarse la vida". Son miles y miles las madres que se afanan toda una vida en "labores duras" para ayudar a
este trabajo por sus hijos. ¡A millones ascienden estos héroes que permanecen siempre ignorados porque
ayudaron a sus semejantes a vivir, en lugar de causar su muerte!
¿ Y no es una anomalía que glorifiquemos a un ejército, después de medio siglo, porque mataron, mataron y
mataron mientras que este ejército infinitamente mayor que ha alimentado y fomentado lo que hay de mejor
en la tierra permanece olvidado en sus tumbas?
Como seguidores de Cristo, paguemos nuestro tributo a los héroes y heroínas que lucharon por los otros,
durante años y años de sufrimiento, prodigando sus tiernos cuidados requeridos por la desvalida infancia,
sirviendo sin vacilación en épocas de enfermedades, participando pacientemente de la pobreza y de todos y
cada uno de los pesares y dolores que sobrevinieron a sus hogares.
No aguardemos a que hayan desaparecido en el más allá; ¡glorifiquémosles ahora y siempre! Tampoco
debemos señalar un día cualquiera del año para el pago de tal tributo, sino honrarles todos los días de
nuestras vidas, buscando la manera de aligerarles de su carga, en digna emulación de sus nobles actos.
¿Y cómo daremos con ellos? Carecen de uniformes y tampoco exhiben sus corazones en las mangas. Están
en todas partes y les encontraremos si les buscamos. Cuanto más rápidamente formemos en sus filas más
pronto nos honraremos a nosotros mismos, aliviando sus cargas y haciéndonos verdaderos sirvientes del
Maestro. "Todo aquello que hayáis hecho por el último de éstos mis hermanos, lo habéis hecho por Mi."

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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jueves, 11 de abril de 2013

EJERCICIOS DIARIOS PARA EL CULTIVO DEL ALMA



CARTA Nº 66
Mayo de 1916


EJERCICIOS DIARIOS PARA EL
CULTIVO DEL ALMA

Cuando Cristo visitó a Marta y María, la primera estaba preocupada mucho más de los preparativos de sus
comodidades materiales que en atender a los asuntos espirituales que Él enseñaba; de aquí el reproche de
que ella atendía a muchas cosas de menor importancia en vez de la única necesaria". Es indudable que ha de
considerarse positivamente malo el descuidar el cumplimiento de los deberes propios de llenar las
obligaciones que se nos presenten en nuestra vida cotidiana. Pero muchos de nosotros cometemos la gran
equivocación de reputar como primordiales nuestra tarea y nuestros deberes de la vida material, pensando
que la parte espiritual de nuestro desarrollo puede aguardar hasta un tiempo propicio en que no tengamos
otra cosa que hacer. Un número cada día mayor de individuos admite que debería prestar mucha más
atención a los asuntos espirituales, pero encuentra siempre una excusa para no empezar enseguida,
inmediatamente. "Mis asuntos requieren toda mi atención" – dirá alguno. "Tengo los momentos tan contados
y mi negocio es tan exigente, que para mantener la casa a flote debo trabajar desde las primeras horas de la
mañana hasta muy tarde por la noche. Pero así que los tiempos mejoren me preocuparé de estos otros
asuntos y les prestaré más atención." Otros pretextan el que determinados parientes están a su cargo y que
una vez que quede libre de estas obligaciones para con sus familiares estarán en disposición de consagrar su
tiempo al desarrollo del alma.
Es indudable que en muchos casos y hasta cierto punto, estas excusas son legitimas, y que los que las
presentan están sacrificándose real y verdaderamente por algún otro. Acude a mi memoria el caso de una
probacionista que, llena de congoja, escribía una vez que sus dos niñitos requerían su atención,
especialmente cuando ella debería realizar sus ejercicios matutino y vespertino. Deseaba ardientemente
avanzar en el camino de la vida superior, pero el cuidado de sus hijos parecía un obstáculo y preguntó que
debía hacer. Cuidar de sus hijos, naturalmente, fue lo que yo le contesté. El sacrificio que representaba
descuidar su propio progreso por la seguridad y el cuidado de sus hijos, la proporcionaría indirectamente un
desarrollo del alma mil veces mayor que si hubiera desatendido a sus hijos por su propio y egoísta interés.
Pero por otra parte existen muchos que carecen del vigor mental necesario para este esfuerzo sostenido. Por
muy agotadoras que sean las condiciones del negocio de cada uno, es siempre posible dedicar un pequeño
lapso de tiempo cada día, mañana y noche, al alcance de la espiritualidad. Es una práctica
extraordinariamente buena la de concentrar nuestra mente en un ideal durante el tiempo empleado en ir de
casa al despacho en tranvías o coches. El mismo hecho de que exista tanto ruido y confusión, lo que hace
más dificultoso el esfuerzo, es en sí mismo una ayuda; puesto que el que llega a dirigir su pensamiento hacia
un solo punto bajo tales circunstancias, no encontrará dificultad alguna en obtener iguales o mejores
resultados en condiciones más favorables. El tiempo así empleado resultará mucho más provechoso que si se
utiliza en leer un periódico o una revista que llamará nuestra atención hacia condiciones que quizás estén
muy lejos de ser elevadas.
La mente de la mayoría es como un colador o un tamiz. Los pensamientos se filtran a través de sus cerebros
lo mismo que el agua a través del colador. Estos pensamientos son buenos, malos o indiferentes, estos
últimos en gran mayoría. La imaginación no retiene ninguno de ellos suficientemente para poder conocer su
naturaleza, y sin embargo alimentamos la idea de que no podemos impedir que nuestros pensamientos sean
como son. A causa de este error muchos individuos han tomado la costumbre de pensar con toda
negligencia, lo que les vuelve incapaces de concentrarse en un sujeto determinado, hasta no estar bien
dominado. Puede ser algo difícil de lograr, pero cuando se ha conseguido el control del pensamiento, aquel
que lo haya logrado tiene ciertamente en su mano la llave maestra del éxito en cualquier camino que
emprenda.
Por consiguiente y en relación con estas series de lecciones que, está recibiendo: EI efecto oculto de las
emociones, yo le estimularía a reflexionar seriamente sobre estos puntos y a elegir algunos momentos de
cada día para dedicarlos al decidido propósito de conseguir el control de su pensamiento. Existen muchas
valiosas instrucciones y métodos dados por varios autores, pero por mi parte consideraré este asunto
terminado, procurando ofrecer algunas ideas para fijar en general el pensamiento. Esto no deja de ser difícil,
porque todo depende del temperamento del estudiante. La instrucción debe ser, realmente, individual más
bien que colectiva, para lograr los mejores resultados.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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lunes, 8 de abril de 2013

LA PASCUA, PROMESA DE RENOVACIÓN DE LA VIDA



CARTA Nº 65
Abril de 1916


LA PASCUA, PROMESA
DE RENOVACIÓN DE LA VIDA

Esta será la lección de Pascua, aunque no contenga una sola palabra relacionada con el acontecimiento
cósmico de la estación actual. Pero subraya de nuevo el hecho vital de que el nacimiento y la muerte, son
meros incidentes: en la vida del espíritu, que carece de comienzo y de fin.
La vejez, las enfermedades, la guerra o los accidentes pueden destruir esta habitación terrena, pero poseemos
una "casa celestial" que ningún poder es capaz de alterar. Así, por mucho que la muerte se acerque a
nosotros o a los que nos son queridos, sabemos que, de la misma manera que el Viernes Santo va seguido
por la Gloriosa Pascua, la puerta de la muerte no es más que el umbral para una más larga vida, en la cual las
dolencias y dolores, que tanto abaten nuestro inferior cuerpo físico, no tienen dominio alguno.
Pensemos, pues, en lo que esto significa para los pobres hermanos que han sido destrozados y mutilados por
la pavorosa inhumanidad del hombre contra el hombre, y demos gracias por haber escapado del sufrimiento
que debían todavía soportar, de no haberles, librado él la muerte.
Para la inmensa mayoría la muerte es "el colmo de los terrores", pero cuando estamos bien instruidos
consideramos que bajo nuestras condiciones actuales la muerte es verdaderamente una buena amiga.
Ninguno de nosotros goza de un cuerpo perfecto y puesto que se deteriora en tan alarmante grado durante
los.pocos años que lo utilizamos, pensemos qué seria de él al cabo de un millón de años y un millón de años
no es más que un fugaz destello comparado con la duración infinita. Únicamente el espíritu puede soportar
el infinito, y por consiguiente, la Pascua es la esperanza más ardiente de nuestra inmortalidad y Cristo los
primeros frutos de la inmortalidad y muchos humanos con él.
Acerquémonos, pues, querido amigo, a la próxima Pascua con una actitud de aspiración espiritual de imitar
a nuestro gran Caudillo, Cristo, crucificando nuestra naturaleza inferior. Ojalá sea un buen Viernes Santo
cada uno de los días del nuevo año; ojalá pasemos todas las noches en prisiones purgatoriales asistiendo a
los espíritus allí confinados, como lo hizo Cristo, y ojalá que cada alborada sea una Pascua Gloriosa por la
cual salgamos como una renovación de la vida hacia más grandes y mejores hechos.
"Cuidemos de los céntimos y los duros llegarán solos", dice un refrán prudentísimo. Podemos parafrasearlo
y aplicarlo a la vida espiritual diciendo: "Cuidemos de emplear bien los días, y los años producirán, por sí
solos, su tesoro."

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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miércoles, 3 de abril de 2013

LA BATALLA QUE SE LIBRA EN ÉL INTERIOR



CARTA Nº 64
Marzo de 1916



LA BATALLA QUE SE LIBRA EN ÉL
INTERIOR

De tiempo en tiempo tenemos el sentimiento de recibir cartas de estudiantes domiciliados en países
beligerantes, reprendiéndonos por no romper lanzas a su favor. Ni un solo día ha pasado, desde que se inició
este amargo conflicto, sin que hayamos lamentado profundamente esta pavorosa matanza, aunque
reconfortados por el conocimiento de que está favoreciendo, como ninguna otra cosa podría hacerlo, para
destruir la barrera que separa los vivos de los muertos. Así ha de ser cómo la guerra adelantará la abolición
del pesar que ahora se experimenta por las masas cuando se ven separadas de los seres amados; También
actúa este pesar actual para dirigir los pueblos occidentales de.los placeres del mundo a la adoración de
Dios. No ha habido una sola noche en que no hayamos trabajado diligentemente con los muertos y los
heridos para aliviar sus angustias mentales o. sus dolores físicos.
EI patriotismo fue excelente en un tiempo, pero Cristo dijo: "Antes de existir Abraham, existía yo" (Ego
sum. Las razas y las naciones, comprendidas en la denominación "Abraham" son cosas evanescentes, pero
'El Ego,", que existió antes que Abraham, el padre de la raza, existirá también cuando las naciones sean una
cosa del pasado. Por consiguiente, la Fraternidad prescinde de las diferencias nacionales y raciales,
esforzándose en agrupar a todos los hombres con un lazo de amor para luchar la Gran Guerra contra su baja
naturaleza, -la única guerra en la que deben emplearse los verdaderos cristianos inflexiblemente y sin
cuartel. Pablo dice: "Porque yo sé que en mi (esto es, en mi carne) no habita cosa buena. Pues el bien que
debería hacer no lo hago; pero el mal que no debiera hacer, éste lo hago Me complazco en la Ley de Dios en
mi hombre interior: Pero veo otra ley en mis miembros, que pelea contra la ley de mi entendimiento y que
me reduce a la cautividad bajo la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Oh! ¡Qué desgraciado soy!
¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?"
¿ No describe así, Pablo, y de la más atinada manera, el estado de todas las almas aspirantes? ¿No sufrimos
todos nosotros en espíritu a causa del conflicto que se desarrolla en nuestro interior? Yo espero que no hay
más que una respuesta a estas preguntas, y es la de que esta guerra interior se está librando fieramente y sin
titubeos en todo estudiante de la Fraternidad; pues donde no hay lucha existe una indicación segura de coma
espiritual. El "cuerpo del pecado" puede tener entonces todas las ventajas. Pero cuanto más fiera sea la
batalla más digno y lleno de esperanza puede considerarse nuestro estado espiritual.
En América oímos hablar a boca llena de "neutralidad y de "preparativos" con propósitos de defensa. En la
más nobilísima guerra que debemos librar, la "neutralidad" no puede existir. 0 permanecemos en paz, y "la
carne" nos regula y nos mantiene en abyecta sujeción, o entramos agresivamente en la guerra, en carne y en
espíritu. Y mientras continuemos viviendo en este "cuerpo de muerte" la guerra proseguirá, pues hasta Cristo
se vio tentado y no podemos esperar pasarlo mejor que Él.
"Los preparativos" están bien. Es cada día más y más necesario este estado de preparación, pues igual que
un enemigo físico prepara trampas y emboscadas un adversario más poderoso, antes que arriesgarse a una
batalla franca y abierta, así también las tentaciones que se.nos presentan en el sendero son más sutiles cada
año que pasa.
Escritores como Tomás de Kempis, se vieron impelidos a hablar de ellos mismos como de "gusanos viles" y
a usar parecidos términos de "propia humillación", porque conocían y temían el peligro inmenso y sutil de la
"alabanza propia". Pero aún eso puede llevarse muy lejos y sin embargo podemos creernos "buenos, muy
buenos" y "más santos" que los demás, debido a que abusamos de nosotros mismos; y nosotros lo podemos
hacer por el placer de oír a los demás que nos contradicen. Verdaderamente, las redes del cuerpo de deseos
son todas muy halagadoras y sutiles.
Un camino hay para estar siempre alerta y es seguro: "Mirar hacia Cristo" y tener la mente siempre,
ocupada, en todos los momentos de nuestra vida, cuando el trabajo profesional no nos retiene, estudiando
siempre cómo podemos servirle. Esforcémonos por todos los medios posibles en llevar a cabo de una
manera práctica las ideas así concebidas. Cuando más literalmente imitemos a Cristo, tanto más lealmente
seguiremos los dictados de nuestro Yo superior y más seguramente venceremos la naturaleza inferior y
ganaremos la.única batalla digna de ser ganada.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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