humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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jueves, 17 de noviembre de 2011

El Arco en las Nubes

The Rosicrucian Fellowship
Folleto n° 8



El Arco en las Nubes

Por Max Heindel

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Tengo que explicar breviamente y a razonar los motivos que me inducen a tratar del asunto del "Arco en las Nubes": Hace poco he estado dictando el manuscrito de un libro que desde entonces ya ha sido editado. En el curso del dictado se pusieron de manifiesto ciertos puntos que requerían una investigación, siendo uno de ellos la fuerza vital que entra en el cuerpo por el bazo. La investigación demostró que esta fuerza se manifiesta en distintos colores y que obra distintamente en los diversos reinos de la vida; por este motivo era preciso proceder con cautela antes de publicar esta información. Un amigo, después de haber leído algo del manuscrito, hizo venir de su biblioteca en Seattle un libro publicado hace unos cuarenta aÑos y titulado Los principios de Luz y Color, por Babbitt. Yo me referí a este libro y lo encontré muy interesante, por estar escrito por un clarividente. Después de haber estudiado el libro durante una hora, yo reanudé mi investigación, con el resultado de ver mucho más claro en el asunto que antes. Es un asunto muy profundo porque la misma vida divina parece estar incorporada en estos colores.
Entre otros casos e investigando hacia atrás en la Memoria de la Naturaleza respecto a la luz y el color, llegué a un punto donde no había luz, como quedó demostrado en el Concepto Rosacruz del Cosmos. Después seguí por los distintos grados de informaciones planetarias y hasta el punto donde se vió el arco iris en las nubes. Toda esta investigación me produjo una impresión tan profunda que me llenó de devoción.
En la Biblia se dice que "Dios es Luz", y nada nos puede revelar la naturaleza de Dios en el mismo grado que aquel símbolo. Si un clarividente volviese la vista hacia atrás, hasta los tiempos primordiales, y mirase a este planeta cuando se hallaba en formación, vería en primer término algo así como una nube negra, sin forma, saliendo del caos. Después vería cómo esta nube de substancia virginal se convertía por el Fiat Creador en luz, su primera manifestación visible, una neblina luminosa de fuego. Entonces vendría un momento en que aquella neblina de fuego quedaría envuelta en una atmósfera de humedad, y después de esto llegaría lo que conocemos con el nombre de Período Lunar. Más tarde aún se presentaría el estado más obscuro y más denso llamado Período de la Tierra.
En la Epoca Lemuriana la primera incrustación de la Tierra empezó cuando el agua hirviente se evaporó. Sabemos que cuando hacemos hervir una y otra vez agua, en la caldera se forma una incrustación; del mismo modo el hervir de la humedad en la superficie del ígneo globo terráqueo produjo la corteza dura que hoy constituye la superficie de la Tierra.
La Biblia dice respecto de la última época que no llovía en la Tierra, sino que una niebla se levantaba de ella. Esta niebla que surgía de la Tierra húmeda la envolvía por completo. Entonces no podíamos ver la luz del Sol como ahora; el Sol tenía el aspecto de un arco de luz eléctrica de ahora en una noche oscura; tenía un aura a su alrededor. En aquella atmósfera nebulosa vivíamos en el primer período Atlántico. Más tarde vino una época en la cual la atmósfera iba refrescándose poco a poco y se condensó el agua, expulsando finalmente a los atlantes de su tierra por una inundación formidable, un diluvio, tal como lo recuerdan las distintas religiones.
Cuando aquella atmósfera nebulosa envolvía la Tierra, el arco iris era una cosa imposible. Este fenómeno ocurre generalmente cuando hay una atmósfera clara en algunos sitios y una nube en otros. Hubo un tiempo luego, cuando la humanidad vió el arco iris por primera vez. Cuando yo observé aquella escena en la Memoria de la Naturaleza, me pareció una verdadera maravilla. Hubo refugiados que fueron expulsados de la Atlántida, que está actualmente en parte bajo el océano Atlántico, pero también incluía partes de la actual Europa y América. Estos refugiados fueron empujados hacia el Este, hasta que llegaron finalmente a un sitio donde la Tierra era elevada, donde la atmósfera estaba bastante más clara y donde vieron el cielo limpio por encima de sus cabezas. De repente surgió una nube y de esta nube salió un relámpago. Ellos oyeron el retumbo del trueno, y habiendo escapado del peligro de la inundación y huído bajo la dirección de un guía al que reverenciaban como a Dios, le preguntaron ansiosos: "¿Qué pasará ahora con nosotros?" "¿Es que por fin vamos a ser destrozados?" Aquel guía les indicó con el dedo el arco iris en la nube diciendo: "No, mientras este arco se dibuje en las nubes, las estaciones seguirán una a otra sin interrupción"; y aquellos hombres miraron con gran admiración y consuelo aquel arco de esperanza.
Cuando consideramos al arco iris, como una de las manifestaciones de la Divinidad, podemos aprender magníficas lecciones de devoción, porque, a la vez que miramos los relámpagos con pavor y oímos los truenos con miedo, el arco iris en el cielo tiene que provocar siempre en el corazón humano una admiración por la belleza por su séptuple faja de color. No hay nada que se pueda comparar con aquel arco magnífico y yo deseo llamar la atención sobre algunos hechos físicos en relación con él.
En primer lugar el arco iris nunca aparece al mediodía, sino siempre después de que el Sol ha pasado hacia abajo y atravesando más de la mitad de la distancia entre el meridiano y el horizonte; y se presenta tanto más hermoso, grande y claro, cuanto más cerca está el Sol del horizonte. Nunca se muestra en un cielo limpio. Generalmente tiene por fondo una nube oscura y pavorosa, y lo vemos siempre cuando apartamos la vista del Sol. No podemos estar mirando hacia el Sol y ver el arco iris al mismo tiempo. Cuando le miramos desde abajo, el arco se nos aparece como la mitad de una esfera encima de la Tierra y de nosotros. Pero cuanto más subimos, tanto más parte de la esfera vemos, y en las montaÑas, alcanzando una suficiente altitud por encima del arco, le vemos como una séptuple esfera - séptuple como la Divinidad, de la cual es una manifestación.
Ahora, a la vista de estos hechos físicos vamos a considerar el lado místico del asunto. En la vida ordinaria, cuando estamos en el punto culminante de nuestra actividad física, cuando la prosperidad máxima está en nuestras manos, cuando todo nos es fácil y nos sonríe, entonces no necesitamos de la manifestación de la luz y vida divinas. No necesitamos de aquella alianza, por decirlo así, que Dios hizo con el hombre a su entrada en la Epoca Aria. No nos interesa la vida superior; nuestra nave se desliza suavemente en mares tranquilos y no queremos otra cosa; todo es tan bueno para nosotros aquí que aparentemente no hay razón alguna para que miremos más allá.
Pero de repente se presenta la tormenta, una época en la vida de todos en que las penas y dificultades nos asedian. La tempestad del desastre nos priva de todo bienestar físico, y estamos, quizás, solos en un mundo de tristezas. Entonces, cuando nos apartamos del Sol de la prosperidad física, cuando dirigimos la vista hacia la vida superior, siempre veremos sobre la negra nube del desastre el arco de la alianza entre Dios y el hombre, demostrando que estamos siempre capacitados para el contacto con la vida superior. Quizá entonces no sea el momento más propicio para establecerlo, porque todos necesitamos cierta evolución material, la cual se realiza del mejor modo cuando no estamos en contacto demasiado íntimo con la vida superior. Pero para evolucionar y progresar y buscar gradualmente un estado cada vez más elevado de espiritualidad, es preciso que en un momento dado se nos presenten dificultades y pruebas que nos pongan en contacto con la vida superior. Cuando podamos considerar las pruebas y las tribulaciones como un medio para aquella finalidad, entonces las penas se convertirán en las mayores bendiciones que podríamos recibir. Cuando no tenemos hambre, ¿por qué preocuparnos por el alimento? Pero cuando notamos las angustias de la inanición y estamos sentados delante de una comida, por rústica que sea, daremos gracias a Dios por deparárnosla.
Si dormimos bien todas las noches, no apreciamos todo el bien que esto significa, pero si noche tras noche no hemos podido conciliar el sueÑo, nos damos cuenta de su gran valor en cuanto se nos presenta otra vez el sueÑo normal. Cuando gozamos de buena salud y no sentimos dolor de ninguna clase en nuestros cuerpos, estamos propensos a olvidar hasta la existencia del dolor físico. Pero inmediatamente después de una enfermedad o de grandes sufrimientos, nos damos cuenta de todo el bien que significa la salud.
Así, pues, por el contraste entre los rayos del Sol y la oscuridad de la nube, vemos en esta última el arco que nos llama hacia una vida superior; y si dirigimos nuestra mirada hacia este símbolo, nos será mucho más provechoso que continuar andando por los caminos de la vida inferior.
Muchos de nosotros estamos inclinados a atormentarnos por nimiedades. Esto me recuerda una historia publicada recientemente en una de nuestras revistas, de un niÑo que había subido por una escalera. Él había estado mirando hacia arriba mientras estaba subiendo, y había llegado tan alto que una caída le hubiera sido mortal. Entonces se paró y miró abajo, e instantáneamente fue presa del vértigo. Cuando desde una altura miramos hacia abajo, se nos va la cabeza y tenemos miedo. Pero alguien desde arriba le llamó diciendo: "Mira hacia arriba, chiquillo; súbete hasta aquí y yo te ayudaré." El miró arriba, y en el acto el vértigo y el miedo desaparecieron; entonces subió más hasta que le cogieron por una ventana.
Debemos mirar siempre hacia arriba y olvidar las pequeÑas molestias de la vida, porque el arco de la Esperanza está siempre en la nube. A medida que tratamos de vivir la vida superior y de subir hasta las sublimes alturas de Dios, veremos como el arco de la paz se convierte en una esfera y que hay tanta paz aquí abajo como allí arriba. Es nuestro deber el llevar a cabo la obra que nos corresponde en este mundo, y no debemos nunca substraernos a esta obligación. Todavía tenemos otro deber que cumplir para con la vida superior, y en interés de esta última, nos reunimos la noche del domingo y acumulando nuestras aspiraciones progresaremos hacia las alturas espirituales.
Debemos recordar también que llevamos dentro de nosotros un poder espiritual latente, que es más grande que cualquier otro poder del mundo, y a medida que se desarrolla somos responsables del modo de usarlo. Con el fin de aumentar este poder debemos tratar de dedicar una parte de nuestro tiempo libre al cultivo de la vida superior, de modo que, cuando la nube del desastre desciende sobre nosotros, estemos capacitados con la ayuda de aquel poder, para encontrar el arco dentro de la nube. Así como el arco iris aparece al final de la tormenta, así, cuando hayamos obtenido el poder de ver el arco brillante de nuestra nube de desastre, el final del desastre ha llegado y el lado luminoso empieza a aparecer. Cuando mayor sea el desastre, tanto mayor era la lección que necesitábamos. Cuando estamos en el sendero del mal, más tarde o más temprano, recibimos un amistoso pero fuerte latigazo, para volver otra vez a las realidades de la vida y reconocer a la fuerza que el sendero de la verdad va hacia arriba y no hacia abajo, y que Dios gobierna al mundo.

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jueves, 3 de noviembre de 2011

Los Hermanos de la Rosa Cruz

The Rosicrucian Fellowship

Folleto n° 9



Los Hermanos de la Rosa Cruz


Todo el que aspira y se siente atraído “en espíritu y en verdad”, por la Fraternidad Rosacruz y sus Enseñanzas, se sitúa en la esfera de atención y de influencia de los iluminados de la raza humana, que conocemos como Hermanos Mayores de la Rosa Cruz.

Es muy importante para nosotros el darnos cuenta del verdadero significado de este hecho y el tratar de obtener el máximo beneficio de tan maravilloso privilegio. Podemos atraer su ayuda si dedicamos el tiempo suficiente a meditar sobre ellos y sus actos humanitarios, enviándoles nuestro amor y gratitud y dedicándonos a cooperar en sus constantes esfuerzos en favor de la elevación de la Humanidad.

Los Hermanos de la Rosa Cruz son Adeptos y se encuentran entre los llamados “compasivos” que, a través de muchas vidas, han desarrollado sus facultades internas hasta un grado muy elevado, como consecuencia de su amor inegoísta y su servicio a la raza humana. Han pasado por todas las Escuelas de Misterios, Menores y Mayores, y han llegado a tal estado de evolución que se han liberado de los lazos de la Tierra. No obstante, han elegido, libremente, permanecer en ella, como colaboradores de la evolución, realizando el trabajo más acorde con su interés e inclinación particulares.

Estos hierofantes de las Enseñanzas de la Sabiduría Occidental han desarrollado una segunda médula espinal, elevando el rayo del amor inferior de Venus, transmutándolo en altruismo y consiguiendo con ello el dominio de la porción simpática de la primera médula espinal y del hemisferio cerebral izquierdo, ahora regido por la pasional jerarquía de Marte, los Espíritus Luciferes. Así que, cada Hermano es una unidad creadora completa, tanto en el plano físico como en el espiritual, capaz de emplear la fuerza bipolar - masculina y femenina - por medio de la doble médula espinal, iluminada y llena de energía potencial por los fuegos espirituales de Neptuno (voluntad) y Urano (amor e imaginación).

Esa energía creadora concibe en ambos hemisferios cerebrales, regidos por Marte y Mercurio, un vehículo apto para la expresión del Espíritu, arquetipo que es luego enviado y materializado en el mundo, mediante la palabra creadora. Con ese poder pueden, pues, perpetuar su existencia física y crearse, a voluntad, un nuevo cuerpo, antes de abandonar el anterior.

Todos los Hermanos Mayores poseen cuerpo físico y viven en un edificio (en Alemania), con todas las apariencias de personas de buena posición, pero carentes de toda ostentación. Desempeñan trabajos distinguidos en su comunidad, que no tienen otro propósito que el de justificar su presencia en ella. De ese modo evitan preguntas y suposiciones sobre lo que son y sobre lo que hacen. Fuera, y a través de su edificio se encuentra lo que podría denominarse el Templo, que es etérico y diferente de nuestros edificios ordinarios, pero puede compararse con la atmósfera vibratoria existente alrededor del Pro Ecclesia o Templo en Mount Ecclesia, en Oceanside, California (2222 Mission Avenue), que es etérica y mucho mayor que las propias estructuras físicas. Tales auras envuelven las iglesias y otros edificios en los que los individuos son muy espirituales y, lógicamente, difieren en color. El Templo rosacruz (de Alemania) es extraordinario y no puede compararse con ningún otro. Impregna de tal grado de espiritualidad el edificio en el que viven los Hermanos Mayores, que mucha gente no se encontraría a gusto en él.

Al ser capaces de controlar sus actos y emociones, los Hermanos evitan a sus cuerpos cualquier esfuerzo innecesario. Conocen exactamente las sustancias requeridas para mantenerlos, así como las proporciones en que son necesarias. De modo que se aseguran la mejor alimentación y el mínimo desgaste. Por ello, pueden conservarlos con aspecto vigoroso y juvenil durante cientos de años.

Los hermanos Legos que han estado contactando con el Templo entre veinte y cuarenta años en esta vida, aseguran que los Hermanos tienen el mismo aspecto ahora que hace treinta o cuarenta años. Juzgando en base al hombre medio de hoy, aparentan tener alrededor de los cuarenta.
Algunos de los hermanos legos han dicho que Cristián Rosacruz emplea un cuerpo que se ha conservado durante varios siglos. Esto puede o no ser cierto, porque a nuestro augusto líder nunca lo ven los hermanos Legos cuando se reúnen en el Templo etérico para el Servicio de Medianoche. Su presencia sólo la sienten y ésa es la señal para comenzar la labor.

Exponer los inicios de los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz sería tan difícil como encontrar pruebas de los comienzos de la primera manifestación de Dios. Su trabajo tiende a favorecer la evolución de la Humanidad y han laborado en el lejanísimo pasado, de un modo u otro, en tal sentido. Tenemos, sin embargo, pruebas históricas de la aparición, en el siglo trece, de avanzadas enseñanzas que iban a ser para muchos como una brillante estrella.

Durante los últimos cinco siglos, los Hermanos Mayores han trabajado para la Humanidad en secreto. Cada medianoche se celebra un Servicio en el Templo, en el que los Ellos, asistidos por los hermanos legos que pueden abandonar su trabajo en el mundo - ya que muchos residen en lugares en los que es de día cuando en el emplazamiento del Templo es medianoche - atraen hacia sí, desde cualquier lugar de Occidente, todos los pensamientos de sensualidad, de avaricia, de egoísmo y de materialismo, para transmutarlos en puro amor, benevolencia, altruismo y aspiraciones espirituales, devolviéndolos luego al mundo para elevar y fortalecer todo lo Bueno. Si no fuera por ese caudaloso manantial de vibraciones elevadas, el materialismo hubiese volatilizado, hace ya mucho tiempo, todo esfuerzo espiritual, pues nunca ha habido una época más negra, desde el punto de vista espiritual, que la de los tres últimos siglos de materialismo.
Siete de los doce Hermanos Mayores van al mundo cuando la situación así lo requiere, apareciendo como hombres entre los hombres o trabajando en sus vehículos espirituales con o sobre otros, según haga falta. Sin embargo, hemos de tener completamente claro que jamás influencian a la gente contra su propia voluntad o contra sus deseos, sino que sólo fortalecen el bien dondequiera que lo encuentren. Los otros cinco Hermanos no dejan nunca el Templo etérico y, aunque todos ellos poseen cuerpo físico, todo su trabajo lo realizan desde los mundos internos.
El decimotercer miembro de la Orden, Cristián Rosacruz, es su jefe y el eslabón que la une con un más elevado Consejo Central, compuesto por hierofantes de los Grandes Misterios, que no se relacionan nunca con la Humanidad ordinaria, sino sólo con graduados de los Misterios Menores. Cristián Rosacruz está oculto a los ojos del mundo por los doce Hermanos, del mismo modo que una esfera puede disimularse, cubierta por otras doce del mismo tamaño. Ni siquiera los alumnos de la Escuela lo ven pero, durante el Servicio de Medianoche en el Templo, todos sienten su presencia.

Cada medianoche, durante su servicio, los Hermanos Mayores abren sus pechos para atraer todos los dardos de odio, envidia, malicia y cualquier otro mal, emitidos durante las últimas veinticuatro horas. En primer lugar, para privar de su alimento a las fuerzas del Grial Negro. Y, en segundo término, para transmutar el mal en bien. Así que, del mismo modo que las plantas absorben el dióxido de carbono exhalado por la Humanidad y construyen con él sus cuerpos, los Hermanos Mayores del Santo Grial transmutan el mal dentro del Templo. Y, al igual que las plantas emiten el oxígeno renovado, tan necesario para la vida humana, los Hermanos Mayores devuelven a la Humanidad la esencia del mal, transmutada en remordimientos de conciencia, junto con el Bien, para que el mundo pueda crecer mejor cada día.

Durante el Servicio del Templo, los Hermanos Mayores, junto con los hermanos legos, funcionan en sus cuerpos alma. Resulta, pues, evidente que la presencia del Cabeza de la Orden es eminentemente espiritual. Sin embargo, él está siempre activo en los asuntos del mundo, trabajando con los gobiernos de las naciones de Occidente para guiarlas a lo largo del sendero de su evolución. Con esa finalidad, aparece en cuerpo físico, por lo menos, parte del tiempo.

Tras el primer año de la Primera Guerra Mundial (1.914 á 1918), los Hermanos Mayores, a fuerza de duro trabajo y organización consiguieron crear un ejército de Protectores ( o Auxiliares) Invisibles entre los que, habiendo traspasado el portal de la muerte y habiendo experimentado el dolor y el sufrimiento a ello inherentes, se sentían llenos de compasión por los que, constantemente llegaban, y estaban calificados para consolarlos y ayudarles hasta que alcanzasen el equilibro necesario en su nuevo estado.

Todos los Hermanos Mayores poseen la conciencia pictórica externa, característica del Período de Júpiter, y que emplean para iniciar a sus discípulos en la Orden Rosacruz. El Iniciador o Hierofante fija su atención en ciertos hechos cósmicos y el candidato, que se ha hecho acreedor a determinados poderes, actúa como un diapasón de idéntica nota a la de las ideas emitidas por el Iniciador en forma de imágenes. Por tanto, no sólo ve éstas sino que puede responder a su vibración y, aquellos poderes, latentes en su interior, se convierten en energía dinámica. Así, su conciencia se eleva hasta el siguiente peldaño en la escala de la iniciación.

La mayor parte de la Humanidad está siendo cuidada por la religión públicamente impartida en su país de residencia. Pero siempre hay avanzados, cuya precocidad exige nuevas enseñanzas. A ellos se dirige una doctrina más profunda, impartida por medio de la Escuela de Misterios de su país. Cuando hay sólo unos pocos preparados para esas enseñanzas preparatorias, se les imparten privadamente. Pero, cuando crecen en número, la enseñanza se da más públicamente. Lo último es lo que está ahora ocurriendo en el mundo occidental. No obstante, los Hermanos de la Rosa Cruz le dieron a Max Heindel la Filosofía, tal como fue publicada en el Concepto Rosacruz del Cosmos, y sancionaron la creación de la Fraternidad Rosacruz para difundirla. Su finalidad es la de poner a los aspirantes en contacto el Maestro cuando, mediante el servicio aquí en el Mundo Físico, han demostrado su sinceridad y han dado suficientes garantías de que emplearán sus poderes espirituales para el servicio, en el otro mundo, cuando hayan sido iniciados. El método científico de desarrollo anímico propiciado por los Hermanos Mayores está siempre dirigido a beneficiar a quien lo practica y, nunca, por ningún concepto, puede perjudicar a nadie.


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